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Ayer tuvimos comida familiar para celebrar cumpleaños varios. El de Arka, el de mi amatxu y el mío, que son todos seguidos y así matamos tres pájaros de un tiro.
El caso es que por la tarde mi sobri, Ayla, se puso malita con muchísima fatiga, y tuvimos que pirarnos mi hermana y yo al hospi a que le pusieran un poco de oxigeno.
Estábamos esperando en la puerta del hospi, porque estaba la urgencia petada, cuando de repente viene un celador y nos dice: podeis apartaros de la puerta, que lo que va a entrar ahora es bastante desagradable de ver? Buah! No os podéis imaginar!! Entró un hombre en camilla... buff!! Estaba destrozao! Pero reventaito de la cabeza a los pies. La cara era un auténtico muñón! Esta mañana he descubierto lo que le había pasado en la sección de sucesos del periódico. Le había arrollado el metro!! Madre mía!! No me extraña que estuviera reventao! Se me ha quedado la imagen grabada en la cabeza! Que horror!
Y digo yo, para una vez que pasa una cosa de esas (porque algo así pasa muy pocas veces en la vida), me tiene que pillar a mi justo en la puerta de urgencias...
Pobre hombre, de verdad... y lo peor de todo es que no se ha muerto. No quiero ni pensar cómo habrá quedado...